Territorio Civale

escritora, periodista, nómade

Beca Kuitca: Quinta edición de lujo

Un programa para artistas jóvenes de todas las disciplinas de las artes visuales que cuenten con un cuerpo de obra desarrollado. La duración es de un año y comprende encuentros semanales grupales e individuales con Guillermo Kuitca en los que cada artista presenta su trabajo.

Kuitca

Durante este verano el mundo de los artistas, esos de la llamada generación intermedia “un difuso arco que va desde los 28 a los 40 años- empezó a convulsionarse. Por fin ocurría algo que se esperaba desde hacía ya un par de años: volvía la ‘Beca Kuitca’, aquella que -desde hace ya exactos 20 años y en cuatro ediciones- se convirtió en un semillero de artistas que hoy tiene voz propia en el mundo de las artes visuales de nuestro país.

La ‘Beca’ no es nada más ni nada menos que la posibilidad que se le da a un puñado de artistas de armar su taller en un espacio determinado “el primero fue el Centro Cultural Borges-, trabajar en su obra, encontrar un estilo y conversar sobre la misma grupal o individualmente una vez por semana con el talentoso pintor Guiiermo Kuitca “creador e impulsor del proyecto escolástico, por llamarlo de algún modo aproximado-. Kuitca, en muchos casos es apenas unos años mayor que alguno de sus alumnos. El siempre será, aunque pasen los años, el joven Kuitca. Hoy tiene 47 años y, además de ser uno de los pintores más cotizados y conocidos internacionalmente de Argentina, es un tipo generoso que ama la docencia.

Tuve la suerte de entrevistarlo para distintos medios a lo largo de los años y siempre encontraba en él una respuesta recurrente: su amor por la docencia, incluso alguna vez llegó a decirme que creía que ésa es su verdadera vocación más que la de artista visual.

Es poco común que un artista consagrado “e imagino cuánto lo ruboriza esta palabra al joven Kuitca- dedique gran parte de su tiempo a conversar con otros artistas, mano a mano, y así conversando, opinando en un tono bajo y sin estridencias ni mandatos, ayudar a ese artista a encontrar su propio estilo por el puro placer de ver a otro crear. Así, quizá, arma su familia este hijo único: la llena de hermanos artistas a los que atiende con esmero de padre o hermano mayor, Freud me perdone.

El jueves 26 de agosto, la quinta edición de la Beca se presentó al mundo. Esta vez tiene lugar en la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), en su sede Alcorta, a metros de la cancha de River. Quien hizo posible esta gran asociación “la Beca más una Universidad ligada a la tradición del arte más vanguardista (recordar el Instituto Di Tella), fue la crítica y actual directora de la carrera de arte de la UTDT, Inés Katzsenstein.

Este verano casi 500 artistas se presentaron para poder entrar a ese mundo de privilegio y libre creación, de intercambio entre pares, donde el sueño de vivir sólo dedicándose a pensar la obra, por fin, se hace realidad.

Un jurado integrado por el propio Kuitca, la curadora Sonia Becce y los artistas Jorge Macchi y Mónica Girón tuvieron la dura tarea de elegir a los 18 becarios que hoy ocupan los talleres plantados en lo que hasta hace muy poco fue un inmenso galpón y que, ahora, se encuentra de punta en blanco, completamente refaccionado y dividido en doce talleres “algunos becarios comparten el espacio- y gran espacio donde tienen lugar los encuentros con el ‘maestro’ cada viernes. El rito sagrado.

A los 12 elegidos a través de la beca, se suman otros 5 becarios elegidos del Programa de Artistas 2009 de la UTDT, un ambicioso programa que espera convertirse pronto en una carrera que cubra una verdadera carencia en la educación universitaria y que está capitaneado por Katszenstein y un grupo de artistas que una vez por semana se reúnen a urdir cómo será esa carrera que por fin llene el agujero.

Los elegidos de esta quinta edición son Nicanor Araoz, Eduardo Basualdo, Sofía BͶhtilingk, Mauro Guzmán, Carlos Herrera, Luciana Lamothe, Martín Legón, Gaspar Libedinsky, Jazmín López, Mariana López, Nicolás Mastracchio, Máximo Pedraza, Tiziana Pierre, Florencia Rodríguez Giles, Luis Terán, Juan Tessi, Rosario Zorraquín y el Colectivo Rosa Chancho, compuesto por dos artistas.

La inauguración fue tumultuosa. A los becarios y a sus amigos y familiares se sumaron antiguos becarios como Judith Villamayor “artista guerrillera verde- o Diego Biachi “el escultor de materiales etéreos-. También se vio al galerista Horacio Dabbah, al cineasta Martín Rejman, al documentalista Andrés Di Tella (inevitablemente ligado a la historia de la Universidad que lleva su apellido ilustre), los escritores Cecilia Szperling, Alan Pauls y Graciela Speranza y la dramaturga Vivi Tellas, entre otros artistas contemporáneos al joven Kuitca pero que no lucen tan joven como él.

Entre un catering calórico y criollo de empanadas, pinchos de carnes varias, tortillas españolas aporteñadas y una canilla libre de vino tinto, se pudieron recorrer los talleres de los artistas y sus creaciones. Cada taller, claro, lleva la impronta del artista. Así el del colectivo Rosa Chancho, muestra un piso de arcilla con un techo totalmente cubierto por una tela batik Rosa con una obra montada in progress “o eso me pareció-; Nicanor Araoz mostraba sus fantasmas “todo su taller alude al personaje Casper- hecho con puré de papas, sí puré chef de verdad, tratado con un producto que evita su putrefacción. La visita guiada, el ideal de los amables integrantes del departamento de comunicación de la Universidad, era una quimera, entre gente que entraba y comía, la visita empezaba una y otra vez por el mismo lugar. De modo que lo mejor era darse una vuelta solo, colarse en alguna explicación y luego preguntar. Eso hice. Me impresionó la pulcritud y el orden del taller de Carlos Herrera “rosarino, ex director del MACRO, una verdadera apuesta de la beca- que me contó que él sólo puede crear en ese estado de orden, un orden que contrasta con la provocación de sus obras, al menos de las producidas hasta ahora. Conocía la obra de Mariana López y me impresionó descubrir como en tan poco tiempo “la beca arrancó hace algo más de un mes a pesar de su reciente presentación pública-; algo, para bien, está cambiando en su manera de pintar y de mirar. Creí encontrar una suerte de Leonardo Da Vinci del siglo XXI, por el cruce de experimentación científica mezclada con la artística, en el alucinante taller de Eduardo Basualdo, donde fuego y armas blancas se mueven como inocentes colgantes bajos, donde un cuchillo bravo te puede cortar un dedo si no te dedicás sólo a observar estos inventos-obras asombrosos.

Luego de la recorrida, todos nos juntamos en el aula taller donde Kuitca cerró el encuentro con una breves y cálidas palabras donde hizo los agradecimientos de rigor y donde se le notaba el orgullo y la emoción sinceros por haber llevado a la beca a una nueva edición en un espacio que parece ideal y creado para su existencia. No queda más que decir: larga vida la Beca Kuitca y a su creador!

Publicado en Asterisco, de ElArgentino

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