Territorio Civale

escritora, periodista, nómade

La ciudad del Señor K.

‘The City of K. Franz Kafka and Prague’ (La ciudad de K.- Franz Kafka y Praga) llegó por fin a la República Checa. Se trata de una exhibición inaugurada en 1999 en Barcelona, que viajó a Nueva York en 2002 y que, por fin, aterriza en la tierra de la que da cuenta, exactamente en el Museo Hergetova Cihelna. La muestra narra un enlace crucial entre el escritor que mejor la transitó y las secuelas y huellas que de la ciudad fue sembrando en su obra. La simbiosis entre la vida de Kafka y Praga fue muy estudiada y existen montañas de papeles donde los estudiosos del autor de La Metamorfosis trataron de desmenuzarla desde todos los ángulos posibles. Pero existe todavía una vuelta de tuerca y este giro se encuentra precisamente en esta exhibición que puede verse por fin en la ciudad adoptada por el escritor.

La muestra fue concebida en Cataluña por el equipo del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona , especializado en este tipo de exhibiciones “la literatura saltando a imágenes, voces y juegos de luces y sombras“ donde una ciudad se cruza con la obra fundamental de un escritor y forma parte de la serie Las ciudades y sus escritoresque se inició con El Dublín de James Joyce en 1995 y que en el 2003 diseñó Cosmópolis, una muestra sobre Jorge Luis Borges y Buenos Aires.

La originalidad de la muestra ideada por el CCCB no sólo se relaciona con sus contenidos, sino fundamentalmente con cómo ellos son presentados. Juan Insúa, su curador, lo expresa así: ‘No es una exposición donde haya exclusivamente manuscritos, primeras ediciones, etc. sino que tiene siete lenguajes integrados y hay, digamos, una especial preocupación por lograr una síntesis entre iluminación, sonido, audiovisuales, textos y material expositivo y, por supuesto, construcción del espacio».

La exhibición está dividida en dos partes: Espacio existencial y Topografía imaginaria. En la primera se puede ver cómo la ciudad perfiló al artista y la clase de huellas que dejó sobre él. Praga parece actuar en esta parte de la exhibición con todo su poder, precisamente, de metamorfosis, confinando al escritor hacia un espacio existencial en el que sólo el ha sido capaz de entrar, tal como alguna vez dijo: ‘fijando mi mirada en la superficie de las cosas’. Praga fuerza a Kafka hacia un dominio espacial, perversamente dosificado en sus recovecos secretos.

Praga construye aquí su propio mito , su magia oscura, su escenografía magnífica y sin embargo destella luz y fue eso precisamente lo que Kafka captó. Este ojo preciso sobre la ciudad puede leerse en sus diarios y en la voluminosa correspondencia del escritor con su familia, con sus amigos, amantes y editores. Desde esta perspectiva, la ciudad es mostrada a través de fotografías, registros fílmicos y fragmentos gigantescos de textos del autor proyectados sobre las paredes o en pequeñas simulaciones de sus manuscritos.

En la segunda parte, Topografía imaginaria, se muestra el modo en que Kafka reflejó el intrincado proceso por el que convirtió en una imagen metafórica la realidad física de la ciudad y su propia vida. En sus ficciones, el escritor desarrolló una operación difícil: convirtió a Praga en una topografía imaginaria que trascendió las llamadas falacias del realismo. La arquitectura fantasmal kafkiana tiene otros fines. Más que describir una casa en particular o una escuela o una oficina o una iglesia, prisión o castillo, intenta construir espacios alegóricos. Y es en este espacio donde se pone en acto de qué modo las ficciones de Kafka construyeron una Praga más allá de sí misma, una Praga a la medida de sus ojos y de sus obsesiones.

En este estadio, la exhibición revive fotografías de personas y lugares y nuevamente manuscritos y libros colocados en ingeniosas instalaciones que se valen de las nuevas tecnologías de la imagen. Aquí una palabra, una imagen, una luz y la música se combinan en una sinfonía única. En este espacio, además, puede accederse a ocho ensayos realizados por estudiosos de la obra de Kafka y su relación con la ciudad. El concepto general de la exhibición está presentado en un catálogo editado en tres idiomas: checo, alemán e inglés.

En el Ladrillar Herget – Hergetova cihelna, a orillas del río Vltava en el barrio de la Ciudad Pequeña, donde hoy se alza la exhibición, debería permanecer como mínimo “dicen los habitantes de la ciudad- durante los próximos diez años, pero no será así, a principios de 2006 ya habrá desaparecido.

Publicado en Conexiones, de Clarín

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