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escritora, periodista, nómade

“Preguntas” de Graciela Sacco, un homenaje necesario

El 9 de marzo –coincidiendo con el mes en que se celebra el Día de la Mujer- el Centro de Arte Contemporáneo perteneciente al sistema de museos de la Universidad Tres de Febrero, inaugurará una muestra-homenaje sobre la artista rosarina Graciela Sacco. La exposición llamada Preguntas… y curada por Diana Wechsler y Fernando Farina abrirá casi a cuatro meses de su muerte prematura que tuvo lugar el 5 de noviembre del año pasado, dejando en estado de perplejidad y dolor al mundo del arte, a sus amigos, colegas y familiares.

El muro de Facebook se convirtió ese día en una lápida que reflejaba no sólo ese estado de conmoción sino también el poder y la marca que la obra de Sacco acababa de ofrecer como legado a la historia del arte argentino. Esto escribió la curadora y crítica Andrea Giunta: «Graciela Sacco fue la primera en investigar Tucumán Arde (junto a Andrea Sueldo y Silvia Andino) con una beca de CONICET: una exposición radical, fuertemente vinculada a los artistas de Rosario, realizada en 1968. Su publicación es un trabajo absolutamente pionero. Tuve el privilegio de trabajar junto a ella en numerosos proyectos, desde su libro de 1994, en el que escribí el primer análisis desde una perspectiva de género sobre una artista contemporánea argentina publicado en nuestro medio, hasta los textos para la bienal de La Habana o la exposición-intervención que realizó en la biblioteca de la Universidad de Texas en Austin. Con sus investigaciones y sus obras Graciela estaba siempre un paso adelante. Confiaba en el poder de las imágenes de conmover, de transformar al público, de sensibilizar sobre distintos problemas que afectan al mundo y que, a pesar de sus sueños, no se han transformado. Ella sostenía en formatos inéditos el núcleo más sólido de aquella experiencia colectiva que había estudiado del 68. Confiaba en que la vanguardia artística y la política debían marchar juntas. Creía en la innovación del lenguaje, investigaba archivos que ella misma creaba para llevarlos a un territorio de transparencias, evocaciones, deslumbramientos. Nos une (no puedo usar el pasado) una amistad de muchos años y una inmensa admiración. Es tan pronto, tan incomprensible. Graciela estaba extraordinariamente activa, participando en numerosas exposiciones internacionales. Ella vivió entre Rosario, Europa (donde amaba a sus hijos y nietos) y el mundo. Allí seguirá, entre todos esos espacios, y en nuestros recuerdos, con todo el humor y el cariño que siempre nos vinculó. Mi más sentido homenaje y mis sentimientos profundos para la familia en este momento tan triste y doloroso».

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Otros homenajes sentidos se fueron multiplicando ese domingo en las redes sociales pero el que disparó algo, hasta entonces inesperado, fue el de la artista Leticia Obeid que en sus últimas líneas escribió: «Esta noticia nos toca por diversas razones, sobre todo a las artistas mujeres, que la tenemos bien difícil en la escena cultural local. No me dan ganas de enumerar penurias, pero sí de proponer algunos puntos para tener en cuenta en nuestras prácticas». De este modo, según ella misma cuenta, sin detenerse a considerar el estilo y con el vértigo de la necesidad bocetó con lucidez diez ítems fundamentales para ejercer en las prácticas que involucran al mundo del arte y a las mujeres que lo habitan destacando la solidaridad, el empoderamiento y deteniéndose no sólo en el relato de grandes épicas sino en los detalles que podrían considerarse pequeños pero que hacen al trabajo diario. Recibió 260 «me gusta» y generó un debate radical del que participaron por mail o whasapp o Messenger –porque nadie tenía tiempo para reunirse- Cecilia Palmeiro, Ana Gallardo, Andrea Giunta, Cristina Schiavi, Marina de Caro, Gloria Cortez Aliaga de Chile, Marina Reyes Franco de Puerto Rico y Natalia Encina, entre muchas otras. Del debate surgió un manifiesto consensuado, subido a google docs, que desplegó 37 puntos divididos por temas. Ese manifiesto original, que no le debe palabras a ningún otro texto, se llamó Compromiso de práctica artística feminista y desde él también se consolidó una organización: la Asamblea Permanente de Trabajadoras del Arte que se reunió por primera vez el último sábado de noviembre en el espacio La Verdi de La Boca. El documento se colgó en Change.org donde en pocas horas superó las mil firmas, se tradujo al inglés y al portugués y las adhesiones comenzaron a llegar de todo el mundo imparables superando la cifra que se propusieron como meta: 2500.

Graciela Sacco

Graciela Sacco

Esta Asamblea, que se reúne periódicamente, tiene como primer objetivo organizar la movilización del 8M y en eso se encuentra por estos días.
Así el duelo por su muerte disparó un activismo que ya estaba latente y ese mismo día se empezó a gestar la muestra que se inaugura el próximo mes. Cuenta Diana Wechsler a Infobae: «Esta exposición surgió de la perplejidad que provocó la sorpresiva muerte de Graciela. El 5 de noviembre había estado llamándola insistentemente. El último llamado fue a las 11.32 de la mañana, a los pocos minutos entraron varios mensajes y un llamado en donde me avisaban que Graciela había muerto. No podía entender ni imaginar esa noticia, era impensable. Entre el desconcierto y la tristeza llamé a Anibal Jozami que estaba por volar a Madrid y de la triste sorpresa a la charla acerca de qué había pasado surgió el deseo de hacer una muestra homenaje en marzo como parte de la apertura del año artístico de Muntref Centro de Arte Contemporáneo. A su vez, Fernando Farina estaba en Guayaquil trabajando con Marina Aguerre en el MAAC de esa ciudad en una muestra de Bienalsur que incluía entre otros, el trabajo de Graciela ¿Quién fue?, obra que se retomó en distintas intervenciones dentro del territorio Bienalsur : en Sorocaba, Salta, Tucumán, La Paz, Valdivia y Guayaquil. Quedó pendiente la intervención en la Estación Central de Río de Janeiro ya que la muerte la sorprendió antes de poder terminar de diseñar la instalación, de hecho en eso habíamos estado trabajando sobre los últimos días».

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«La muestra de Guayaquil abrió con una instalación potente de ¿Quién fue? –continúa Weschler- que cubrió el muro de acceso a las salas e iba señalando a todo el que entraba. Además se la instaló como leitmotive en distintos sectores de esa exposición rimándola con la pregunta de Graciela. Cuando nos encontramos en Guayaquil Anibal, Fernando y yo sellamos la propuesta de la muestra».

Y de qué se tratará Preguntas… cuando en 2014, no hace tanto, se presentó en Buenos Aires, en el mismo lugar donde tendrá lugar el homenaje, una gran retrospectiva de Sacco –Nada está donde se cree– que cubrió con sus obras de distintas épocas todos los espacios del ex Hotel de Inmigrantes. Es imposible no retomar ese recorrido, confirma Wechsler, un viaje por la obra de Sacco que incluyó sus obras más célebres y potentes. Escribí en su momento sobre esta muestra y entre otras cosas, pude observar que la rampa de ingreso al viejo hotel se encontraba tapizada por las bocas de una obra icónica de Sacco, Bocanada, la obra más antigua que incluyó aquella muestra y que está fechada en 1993. En ella, a través del proceso de fotografía en offset, Sacco expuso en planos cerrados los contornos de distintas bocas abiertas, parte de un archivo de personas que vivieron ciertas experiencias, donde dientes desparejos y labios de diversos grosores apuntan al espectador en actitud devoradora. Podemos pensar en bocas hambrientas pero también en bocas silenciadas. Las fotografías de las bocas diversas fueron aplicadas como afiches en distintas ciudades del mundo, rompiendo el equilibrio urbano, creando perturbación con sus reclamos de recibir la posibilidad de la palabra o del alimento.

¿Quién fue?

¿Quién fue?

«‘La medida del deseo no puede ser capturada’, afirmó Graciela Sacco cuando en el viejo ex Hotel me habló sobre el derecho de cada individuo a tener disponible al nacer, al menos, un metro cuadrado de tierra para su desenvolvimiento, idea-derecho- convicción que dio lugar a su obra M2 y cuando confesó ese deseo también confesó uno privado, el de exponer en ese espacio que conoció cuando aún estaba en ruinas y al que tuvo acceso con aquella muestra inolvidable luego de 15 años de espera paciente. «Cuando empecé a trabajar con la idea de metro cuadrado – contó Sacco- fue a partir de pensar cual es el mínimo espacio que un individuo necesita para vivir y fue al sentir mis propios pies dentro de un espacio de uno por uno que sentí que menos espacio era imposible. Es decir, de aquí en más, todo y también la idea de hablar de espacio y movimiento; un desarrollo interesante antes de pensar en que en ese espacio podemos ser enterrados de pie, según escribiera en un momento León Tolstoy».

Nada está donde se cree fue el resultado de ese deseo compartido destinado a recupar un espacio y se integró en los relatos de migrantes como sitio de pasaje, lugar bisagra entre el mundo de donde se llega y el territorio por descubrir. Allí sumó como novedad uno de los hitos de la muestra: una instalación con un puente de madera espejada arriba y abajo, simulando la balsa en la que cruzan quienes quieren llegar a una tierra mejor. El cruce por el puente generaba vértigo porque si bien uno sabía que debajo se encontraba un piso de espejo, la sensación de que hallarse rodeado de agua, como un naufrago, quedó perfectamente plasmada a tal punto que varios visitantes se negaron al cruce por temor y vértigo, el mismo temor y vértigo que debe sentir el que está a punto de migrar a un mundo diferente, y «mejor» en su imaginario de vida precaria y desesperada.

Nada está donde se cree

Nada está donde se cree

La serie Cuerpo a cuerpo ocupó un lugar destacado donde no sólo se pudieron observar la tensión de cuerpos en lucha, y la violencia hecha carne en esos cuerpos, la necesidad de cambiar y migrar, migrar a otra situación de vida más justa. El juego de luces y sombras se destacó en la sala dos, donde el uso del video ofreció trucos y juegos a la percepción para que el visitante se despidiese de la muestra pasando por la hendija de una puerta donde la artista instaló un video en el registró la frontera de la Franja de Gaza.

Preguntas agregará obra reciente, nuevas exploraciones y ensayos que nos permiten ver los caminos por los que transitaba su proyecto creador así como sus recurrencias, sus obsesiones, eso que finalmente da continuidad al trabajo en el tiempo. Fernando Farina propuso retomar un trabajo temprano que Graciela Sacco mostró solo una vez en Rosario y que -por lo desconocido- funcionará también como inédito.

A donde va la furia, inédito

A donde va la furia, inédito

«Si en Nada está donde se cree –afirma Wechsler- instalamos una relectura sobre su obra en lo que definí como un ‘presente continuo’ – y a Graciela le interesó mucho el concepto dada la capacidad de activación y reactivación de sentidos que su trabajo conlleva y que emerge en diferentes coyunturas- hoy ese ‘presente continuo’ lo hacemos nuestro para retomar su trabajo y reinstalar persistentemente sus preguntas ya que estoy convencida de que siguen pulsando las necesidades de nuestro presente. En la obra de Graciela siempre late una pregunta que interpela a quien la ve, a quien la experimenta de forma ineludible porque también es ineludible seguir preguntándonos con ella: ¿Quién fue? ¿Quién es el otro? ¿Cómo se construye el nosotros? ¿Donde está el afuera y donde el adentro? Entre tantas otras cuestiones, es que elegí partir de las preguntas, sus preguntas para pensar la exposición».

Preguntas también sumará obra reciente, A dónde va la furia, nuevas exploraciones y ensayos que nos permiten ver los caminos por los que transitaba su proyecto creador así como sus recurrencias, sus obsesiones, eso que finalmente da continuidad al trabajo en el tiempo.

Tensión inadmisible

Tensión inadmisible

Graciela Sacco representó a Argentina en varias Bienales internacionales incluyendo Venecia 2001, La Habana 1997 / 2000, Mercosur 1997 y Sao Pablo 1996. También fue invitada a la Bienal de Shanghai 2004.
En 2011 presentó en el Parque de la Memoria su muestra Tensión admisible donde la violencia parecía atravesar cada centímetro de sus instalaciones. En el catálogo de aquella muestra podía leerse: «La tensión que proviene de la sucesión de disparos, del ruido ensordecedor, de la superficie dinámica de manchas sobre manchas, del ritmo vertiginoso de los postes de madera interrumpiendo el registro de la pintura en movimiento, lleva a detenernos en el encadenamiento de una violencia que se materializa en un espacio específico: la sala del Parque de la Memoria como laboratorio para una reflexión basada en la percepción. Tensión admisible expone una meditación sobre los límites, sobre la tensión máxima que puede articularse en el momento previo a un estallido. En el título de la exposición redobla el registro perceptual de la obra».

Al igual que la brasilera Rosângela Rennó y el colombiano Oscar Muñoz, Sacco se valió del aparato representacional y óptico que se concreta en la cámara fotográfica o la de video para desviar sus objetivos de origen y explorar con la luz. De este modo, la fotografía se convierte en una herramienta para entrar en territorios ambiguos. Las imágenes utilizadas nunca son fotografías realizadas por ellos, sino que son ejes que concretan conceptualmente la obra y que quieren transmutarse en efímeros. Por esta vía se tornan paradójicos ya que en vez de sellar la memoria como suele hacer la fotografía, se niegan a estar fijados y más bien se prestan para cuestionar historias y maneras de documentar o testimoniar el pasado.
Sacco imprimió fotografías en superficies de metal, pétalos de flores, piel humana, pan y tela y luego trabajó en video, realizó instalaciones con madera y plástico con helio: no se amedrentó ante ningún material y ningún material se resistió a sus intentos.

Los vestigios de la investigación óptica del barroco son una parte fundamental de su obra que oscila entre la experiencia espacial escultórica que se piensa desde lo foto/gráfico entendido como el grabado que logra la luz y que, a su vez, confirma que no se puede grabar el tiempo pues este se escapa. Son imágenes que, al igual que el recuerdo, fluyen o conviven con el espacio para finalmente desaparecer.

Publicada en Infobae en febrero de 2018

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