Territorio Civale

escritora, periodista, nómade

Últimos martinis frente al Central Park

Cuando finalice octubre y Nueva York comience a prepararse para el invierno, las terrazas del Metropolitan Museum, coloquialmente llamado el Met, serán clausuradas y, junto con su cierre, concluirá la glamorosa muestra que sacudió a la ciudad durante el último verano y comienzos del otoño en una irrupción tan original como irreverente de formas y colores. Se trata una instalación del artista conceptual Sol LeWitt(Estados Unidos, Conneticut, clase 1928) en la que se incluyen cinco esculturas y un mural que las reproduce.

LeWitt, artista polifacético desde el inicio de su carrera en el comienzo de los 60s, exhibe aquí una colección de su reciente serie de esculturas, ‘Splotches’ (Manchas). Con una paleta de trazos gruesos, crea sus esculturas con fibra de vidrio, generando de este modo figuras ondulantes, de curvas afiladas y de vibrantes colores que contrastan con los edificios de colores uniformes que le hacen de fondo. Las obras fueron colocadas estratégicamente para acoplarse con el paisaje natural del Central Park, frente al cual se alza el museo.

El mural de Lewitt, ‘Whirls and Twirls’ (Giros y más giros), es un eco de las esculturas con sus formas abstractas y sus colores tan vivos como las de ellas. Las obras están plantadas en el Cantor Roof Garden“así se llaman las terrazas del Met“ que ofrecen unas espectaculares vistas a uno de los parques más míticos del mundo y a su horizonte siempre sugerente. La instalación constituye la octava muestra en solitario de Sol Lewitt en las terrazas del Met, con lo cual ‘Splotches’ y su mural funcional contribuyen a la constitución de un rito neoyorkino: el de armar muestras de artistas fundamentales en uno de los mejores y más atractivos espacios que ofrece la ciudad.

El Met invitó a su público a visitar la muestra a toda hora pero, sobre todo, ofreció la tentadora alternativa de subirse a las terrazas durante el atardecer para, desde allí, contemplar la caída del sol y apreciar los colores netos de las esculturas afiladas e inmensas. La oferta también incluyó el servicio de una sofisticada barra donde los visitantes podrían recorrer las terrazas, sopesar las obras y afincarse en una de las grandes vistas de la ciudad, saboreando una variada gama de martinis. Entre los más consumidos, rankeó este año el armado con vodka, una variación del clásico trago con copa triangular y aceituna, cada vez más consumido no sólo en Nueva York, sino en los más trendys clubes del mundo.

Desde 1968, Lewitt realizó más de mil murales, ‘Whirls and Twirls’es el número 1152. Diseñado especialmente sobre la pared este de la terraza para complementar la instalación de las cinco esculturas, fue realizado en las mismas gamas de acrílico utilizadas para crear estas últimas. Durante cuatro semanas, cuatro pintores, Takeshi Arita, Sarah Heinemann, Gabriel Hurier y Chie Shimizu “asistentes de LeWitt en este proyecto“, trabajaron a toda marcha sobre la pared para concluir el mural y culminar la instalación que así se convierte en un desestructurante envase que sofoca con sus colores en pleno aire libre.Cuando la exhibición termine el 30 de octubre, el mural será destruido.

LeWitt nació en 1928 en Hartford, Connecticut, y creció cerca de New Britain. Cuando todavía era un niño, tomó clases de arte en el Wadswroth Atheneum en Hatford. Actualmente vive y trabaja en los campos del sudeste de Conneticut, cerca del río y alterna esta vida de regreso a las raíces con visitas a su departamento de Manhattan.

Otras temporadas, cruza el océano y se instala en Umbria, Italia. LeWitt, además, enseñó en la Universidad de Siracusa, sirvió al ejército en Japón y Corea e hizo su primer movimiento de su natal Conneticut a Nueva York a comienzos de los 50, cuando trabajó durante años como diseñador gráfico, un campo que todavía le interesa y en el que sigue indagando.

Recién en los 60s comenzó a concentrarse en su propio trabajo creativo al mismo tiempo que tomaba era contratado como recepcionista de la librería del Museo de Arte Moderno . En Nueva York fue donde realmente comenzó a cocinarse la originalidad de su obra, la cual comprende esculturas, pinturas, murales y pequeñas obras de diseño industrial. En la gran ciudad se codeó con otros artistas comoDan Flavin , Robert Mangold y Robert Ryman.

Muy pronto se convirtió en el líder de una generación de artistas que rechazaron de plano la gestualidad de los expresionistas abstractos que pretendían constituirse en un puente entre el arte minimalista y el conceptual. La fuerza de su obra, de la cual las actuales instalaciones en el Met constituyen una coronación, confirman que el liderazgo de su juventud tenía bases sólidas y más aún hoy, LeWitt de 77 años, lo sigue sosteniendo.

Publicado en Conexiones, de Clarín

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