Territorio Civale

escritora, periodista, nómade

Una muestra sobre «Tania», la única guerrillera que acompañó al Che Guevara

La historia de una mujer, un relato poco investigado, tapado y esporádicamente mencionado, despierta curiosidad en La Boca. Una instalación enorme creada por el artista argentinoLeandro Katz despereza un cuento contado casi siempre unívocamente, lo completa, lo reformula.

Dicha instalación, Tania, trofeos y máscaras, está armada con cinco fotografías de gran tamaño de Tamara Burke, conocida como «Tania, la guerrillera», la única mujer que acompañó al Che Guevara en Bolivia. Esta obra ahora se exhibe en PROA21, el nuevo espacio creado por Fundación Proa a sólo una cuadra y metros de su ya icónica sede en La Boca bordeando el Riachuelo.

El objetivo del nuevo espacio expositivo, cuenta a Infobae Cultura Santiago Bengolea, su coordinador y director, está «centrado en el arte actual como un lugar de creación y experimentación, un laboratorio, una plataforma virtual, un espacio que cuestiona».

Tamara Burke, conocida como “Tania, la guerrillera”, la única mujer que acompañó al Che Guevara en Bolivia

Tamara Burke, conocida como “Tania, la guerrillera”, la única mujer que acompañó al Che Guevara en Bolivia

Así PROA21 abre sus puertas como un espacioso galpón que respeta la arquitectura ecléctica del barrio y un jardín donde esperan hospedar instalaciones de sitio específico. Ahora mismo sobre el pasto se pueden apreciar trabajos de Nicolás Bacal, Franco Basualdo, Sofía Bohtlink, José Luis Landet, Juan Sorrentino y Nicolás Vasen.

En el galpón cubierto se exhiben por primera vez en Argentina todas las obras que forman parte del Proyecto para el día que me quieras, obra cumbre de Leandro Katz (Buenos Aires, 1938), artista imprescindible en el arte conceptual en América Latina.

Este proyecto de Katz es un estudio meticuloso sobre la retórica de la imagen y se centra en las instalaciones acumulativas realizadas entre 1993 y 2007 sobre los eventos y la iconografía de la campaña del Che Guevara en Bolivia desde 1963 hasta su ejecución el 9 de octubre de 1967. Proyecto para el día que me quieras hace eje especialmente en develar la sutil arqueología de violencia y la estructura política en que se narra el pasado.

Leandro Katz

Leandro Katz

Una parte de este proyecto pudo verse en Fundación Telefónica en 2006, esta vez, con la curaduría de Cuauhtémoc Medina y Cecilia Rabossi, Katz reorganiza sus diversas fuentes documentales -medios periodísticos, informes y textos militares, históricos y políticos- para poner en relieve cómo fueron empleadas las fotografías de la campaña del Che en Bolivia –tomadas por él y otros guerrilleros para registrar lo que consideraban una futura victoria- pero que con la derrota fueron manipuladas por el ejército boliviano, ofreciendo otra lectura a la posiblemente soñada por los guerrilleros-fotógrafos.

La figura de Tamara Burke construye una de estas instalaciones acumulativas, la mencionada Tania, máscaras y trofeos, que destaca por su puesta espacial y por el personaje que representa. Se suman a esta instalación Che Guevara en Bolivia, una cronología y el genérico Proyecto para el día que me quieras.

En la instalación sobre Tania, las imágenes de gran tamaño se exhiben suspendidas en el aire con un sistema de alambres y soportes metálicos que son luego ancladas con contrapesos al piso, pareciendo flotar como estandartes en el espacio.

En el 2007, Katz decidió retornar al tema de la última campaña del Che en Bolivia en 1967, cuestionando la idea de las identidades clandestinas con una serie de obras y de instalaciones acumulativas iniciadas en 1987 para el Proyecto para el día que me quieras. Al volver al personaje de Tania, un trabajo desarrollado primero en 1995, la instalación incorpora un cuestionamiento sobre el destino de las fotografías tomadas por los guerrilleros durante sus once meses en Bolivia, y confiscadas por los militares bolivianos luego de la captura y muerte de los participantes. Este aspecto de la instalación es presentado también como una obra mural que incluye citas y evidencias visibles del uso comercial que se hizo de la iconografía de la guerrilla.

En el caso de Tania, son fotos extraídas probablemente de sus distintos pasaportes. Katz las encontró en un libro cubano y trabajó con ellas con un método que denomina iconografía de la evidencia visible. A través de él, busca las imágenes y la mayoría de las veces las encuentra en libros. Las amplia en un formato muy grande, aceptando el hecho de que son imágenes de baja calidad. Las trata como objetos murales, dejando esa calidad baja y utilizando esa imagen sin intervenirla. En la puesta de esta instalación –que se exhibió brevemente junto a otras obras del artista en 2007 en El Recoleta- se agrega una gigantografía del pasaporte del Che Guevara, el documento con el que ingresó a Bolivia bajo la identidad de Adolfo Mena. Este rostro ficticio del Che funciona como apertura de las cinco caras de Tania, ofreciendo aquí una nueva mirada a esta instalación.

«El acercamiento de Cuauhtemoc Medina fue fundamental junto con Amanda de la Garza y Cecilia Rabossi –explica Katz a Infobae Cultura sobre esta versión-. En ambas muestras –la obra se exhibe a la vez en el MUAC de México- comenzamos con el Doctor Mena para seguir con la idea de la máscara y la identidad fingida».

¿Quién era esa mujer?

Según la historiadora cubana Carmen Esquivel, «en su corta e intensa vida debió adoptar personalidades y nombres distintos como Haydée, Tamara, Vittoria, Marta y Laura, pero la luchadora internacionalista que siguió la ruta del Che por la selva boliviana pasó a la historia como Tania la Guerrillera«.

Tamara Bunke, conocida como “Tania la Guerrillera”

Tamara Bunke, conocida como “Tania la Guerrillera”

Tania Haydeé Burke nació en Argentina en 1937 y a los 14 años se trasladó con sus padres a la República Democrática Alemana desde donde siguió de cerca todos los acontecimientos en su país y de América Latina, en particular el triunfo de la Revolución Cubana. En Berlín trabajó como traductora de delegaciones latinoamericanas y fue así como conoció al Che, cuando era ministro de Industria, y a la directora del Ballet Nacional de Cuba, Alicia Alonso, quien la llevó a La Habana. En Cuba, trabajó en el Ministerio de Educación, en el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos y en la dirección de la Federación de Mujeres Cubanas, se hizo miliciana y participó en varios trabajos voluntarios.

Cuando le encargaron la misión en Bolivia adoptó el nombre de Tania en honor a una joven rusa llamada Soja que luchó contra los nazis bajo ese seudónimo y fue apresada, torturada y ahorcada.

El historiador cubano Froilán González afirma que en su diario, el Che escribe: «todo parece indicar que Tania está individualizada, con lo que se pierden dos años de trabajo bueno y paciente…». «Ella integraba el grupo de la retaguardia comandado por Juan Vitalio Acuña (Joaquín) y una de sus tareas era escuchar las distintas emisoras de radio bolivianas, argentinas y cubanas e informar de lo que estaba sucediendo», afirma el historiador.

Durante cinco meses debió enfrentar la dura vida en la selva boliviana, la falta de agua y de alimentos, el mal tiempo y la constante hostilidad enemiga.

Fotografía tomada en Bolivia

Fotografía tomada en Bolivia

El 31 de agosto de 1967 la columna guerrillera cae en una emboscada cuando cruzaba el Río Grande. Tania fue la penúltima en sumergirse en la corriente, justo delante de Joaquín, quien cubría las espaldas de sus compañeros.
Cuando se escucharon los primeros disparos, ella intentó tomar el fusil, pero una bala le atravesó el pulmón y fue arrastrada por las aguas. Su cuerpo fue encontrado una semana después. Le faltaban poco más de dos meses para cumplir 30 años.

De acuerdo con el historiador cubano, en Vallegrande la imagen que tienen los pobladores de la única mujer en la guerrilla del Che es un poco mística. El pueblo boliviano la convirtió en leyenda y se dice que sale del río cuando hay niebla con una gran cesta de flores y frutas.

Un poema escrito en su libreta de notas dice: «¿Nada será mi nombre alguna vez?/¿Nada dejará en pos de mí en la tierra? / Al menos flores, al menos cantos…»

A Tania se le conoce como la Flor del Río Grande y en el sitio donde fueron hallados sus restos en Vallegrande hay una lápida cubierta por rosas blancas. Su cuerpo fue exhibido para escarmiento de los pobladores y estaba irreconocible, ya en proceso de descomposición.

Publicado en Infobae.com en mayo de 2018

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