Una artista de lo profundo por Enzo Maqueira
Los viajes, el dolor de ya no ser, de estar de paso o de querer que el paso por este estar termine pronto. Al mismo tiempo, la pulsión de vida y la pulsión de muerte. Reconocerse “nube tormentosa”, “fantasma de sábana sucia”, “vampira desdentada”. Despedirse una y otra vez para volver con la misma insistencia a la vida, una catarsis que es también sorpresa, requiem y renacimiento. La poesía de Cristina Civale es contundente, visceral y honesta. Atraviesa un estado de una perturbación que, en el uso de un lenguaje destilado, a veces lúdico, a veces mordaz, se vuelve descubrimiento. Civale se descubre a sí misma en el misterio del paso del tiempo, de la inminencia de la vejez, de la melancolía dura del ocaso. Al hacerlo, nos enfrenta ante nuestros miedos, pero también ante nuestras contradicciones. Vivir o dejarse morir. Morir o dejarse escribir por esas muchas muertes posibles. Adioses que se repiten en loop, solo para recordarnos que aún no es la hora de partir. Y es una gloria que así sea: joven promesa en sus comienzos, periodista laboriosa y exquisita, narradora descarnada, Cristina Civale se revela en este libro como una poeta recienvenida al género que, sin embargo, hace gala de una madurez que roza la sabiduría. Una sabiduría de la que ella no tarda en desprenderse. Porque, ante todo, Civale es una artista, y las artistas como ella saben hundirse en lo más profundo para rescatarnos a los demás de la mediocridad y el olvido. Ojalá sus lectores, sus pares, la literatura argentina a la que tanto le ha dado, sepan acompañarla en su viaje al inframundo de las emociones más oscuras, montados en ese corcel majestuoso que ella construye con palabras.
Texto que prologa el libro.