Explora mediante alegorías poéticas, desde la pintura, la escultura, el vídeo y los dibujos animados, temas políticos y sociales como las crisis económicas, sin perder de vista que pueden también ser una promesa de futuro.
Como una frase aseverativa, Historia de un desengaño (A story of deception) llama la Tate Modern de Londres a la muestra retrospectiva que dedica al artista belga, residente en México, Francis Alÿs (Bruselas, 1959). Curiosamente, Historia de un desengaño refiere a una obra que el artista belga realizó en Argentina entre 2003 y 2006 con el apoyo de Malba-Fundación Constantini y esa obra “patrimonio del museo porteño- abre la muestra en Londres que algunos interpretan como una metáfora de las promesas incumplidas una y otra vez en América Latina. No comparto este punto de vista, considerando en su conjunto la obra de Alys realizada en nuestro continente, este corpus está más relacionado con el impacto de un arquitecto belga que llega al descomunal México en 1986, a los 27 años, y se fascina por lo que ve: el caos aparente y su intermitencia. Ese caos, lejos de ser un desengaño es una promesa de futuro a tal punto que AlÍ¿s abandona Bélgica y su profesión de arquitecto, se instala en México, y se dedica a explorar en las artes visuales, siendo hoy un artista consumado, curioso y respetuoso de su continente de acogida.
De modo que la clave del desengaño viene por otro lado y quizá habría que buscarla en el corazón de la obra que da nombre a la muestra ya que se trata del registro de un espejismo. Literalmente. ¿Y qué hay más engañoso que un espejismo? La obra surge de una historia que fascinó al artista en su investigación geográfico-histórica de Argentina: la caza del ñandú por los tehuelches, que consistía en la persecución del animal a pie, a través de cientos de kilómetros, hasta agotarlo. ‘Me llamó mucho la atención por la sencillez absoluta de la técnica “afirmó AlÍ¿s en tiempos de su visita a Argentina en 2003- y el uso del caminar como un arma, como método de caza. Ya que he recurrido a la caminata como médium, como modo operativo en muchas obras, quise ver si había manera de ilustrar o explorar mis propios métodos de operación a través de esta anécdota’. Efectivamente, la primera obra de AlÍ¿s realizada en México, es el registro vago de su itinerar por la inmensa plaza del Zócalo, en pleno centro del Distrito Federal. AlÍ¿s, el artista caminante, centra en el registro de estas curiosas itinerancias el eje de su obra y el interrogante que deja plantado ante cada una de ellas.
‘Lo que me sedujo inmediatamente en la fuga sin fin de los espejismos es que materializaba algo que había investigado antes en otras piezas “¬sigue diciendo AlÍ¿s de su obra en general y de Historia¦ en particular- este escenario muy latinoamericano en el cual los programas de desarrollo suelen funcionar precisamente como espejismos, `una meta histórica que se desvanece perpetuamente en el aire apenas surge en el horizonte’, para citar a mi amigo Cuauhtémoc’, ( se refiere al curador mexicano Cuauhtémoc Medina) explica AlÍ¿s, quien reconoce que la caza de los ñandúes fue la puerta de entrada para operar en un territorio geopolítico totalmente nuevo para él.
El curador de la muestra londinense, Mark Godfrey, afirma que en su guión predomina el concepto de «fuga hacia delante, un promesa cuya realización se aplaza continuamente». ¿Pero habla del continente o habla de la obra como hecho que no termina de consumarse, como un corpus sin fin?
La sutileza de los trabajos de AlÍ¿s hace que me incline por la última opción.
Desde la pintura, la escultura hasta el vídeo y los dibujos animados, AlÍ¿s narra sus viajes de artista caminante por América Latina y otros espacios en conflicto. El conflicto parece ser una ‘zona’ en la que AlÍ¿s se mueve con comodidad o al menos, con excitación.
Otros trabajos que destacan y confirman su compromiso por la tierra que pisa es un trabajo de Sísifo que él expresa y documenta con sus acciones: un viejo escarabajo (típico modelo de taxi en Ciudad de México) trata de subir una cuesta mientras suena una música de mariachis, pero cada vez que ésta deja de escucharse, la persona al volante suelta el pie del acelerador y el vehículo retrocede hasta el punto de partida para volver a intentarlo de nuevo. Otro desengaño.
Patriotic Tales(Cuentos Patrióticos), otra de las obras en exhibición en la Tate, muestran al artista dando vueltas al mástil que sostiene la bandera de México en la plaza del Zócalo de la capital y unírsele poco a poco más y más ovejas hasta formar un rebaño.
Sus acciones no se limitaron, sin embargo, a América Latina. En 2004 llevó a cabo una caminata por calles y carreteras de Jerusalén a lo largo de la frontera, derramando en su marcha pintura desde una lata que llevaba en la mano ante las miradas atónitas de la gente.
Otros vídeos documentan su aproximación repetida y dramática al epicentro del un volcán en un desierto mexicano o, en una vertiente más poética, pero que también tiene que ver con la repetición y el esfuerzo, juegos infantiles como la de tres chicos que construyen castillos en la arena, que se llevará inevitablemente el agua, mientras que uno de ellos patea una botella de plástico para subir con ella una cuesta, sin lograrlo.
‘Historia de un desengaño “dice AlÍ¿s- es mi respuesta a la Argentina que conocí en el mes de agosto de 2003, en un momento en que los héroes habían caído de la gracia, es cierto, pero también en un momento en que esta sociedad sabía que había tocado fondo y, a partir de ahí, sólo le quedaba caminar hacia delante’. A ese desengaño parece aludir la retrospectiva que se puede ver en Londres hasta el 5 de septiembre: una oscilación permanente que termina catapultada por el esfuerzo del caminante y su empeño de llegar a la meta y en a sus videos les cabe más el ‘continuará’ que la palabra ‘fin’.
Publicado en Asterisco, suplemento cultural de la revista veintitrés y del dominical Miradas al sur