Reportaje a Sergio Wolf, director del festival que exhibe producciones que no siempre llegan a salas comerciales.
La apertura de un festival, es decir la película que se elige para inaugurarlo, de alguna manera marca tendencia sobre la estrategia que han seguido sus organizadores para armar el gran guión de películas que se verán. Sobre éstas y otras cosas nos habla Sergio Wolf, director del Bafici, una tarde otoñal en Buenos Aires, a pocos días de la iniciación del esperado festival porteño.
Nos cuenta que «se evalúan siempre distintas posibilidades de películas pero tratamos de que sean siempre premiͨres argentinas. Este año se abre con una película de Juan Minujin, Vaquero, que tiene que ver con el mundo del cine y del teatro. No es una obra demasiado tradicional. Minujin es un actor fetiche de muchos directores noveles. Para nosotros abrir con una película argentina, que es una premiͨre mundial, es cumplir un sueño en términos de deseo».
Una de la novedades más esperadas por el director del Bafici es la película en 3D que Werner Herzog, el recordado director alemán de El enigma de Kaspar Hauser, entre otras películas, reconocido mundialmente por trabajar en condiciones extremas. Aquí presenta Cave of forgotten dreams (La cueva de los sueños olvidados). «Se trata de un documental -explica Wolf- sobre una cueva que descubrieron en Francia, una cueva que había permanecido oculta. La de Altamira al lado de ésta es una pavada. Herzog creó una cámara especial para esta película. ͉l es un buscador, un artista inquieto. En otro orden de discurso, se presenta también en 3D Torrente 4, la saga del español Santiago Segura a la que se suma un documental colombiano, Jairo, hecho con dibujos de chicos pobres, desplazados políticos.»
Por ser un crítico atento a la vanguardias es que hoy Wolf dirige este festival y entre tanto material recibido y visto nos inquietó saber en qué parte del planeta se está produciendo lo más vanguardista en el mundo del cine. Y dice: «Rumania es uno de ellos. Uno ve cinco películas y cuatro son buenas. Otro país que viene en punta es Portugal. En el festival presentaremos una retrospectiva de Sandro Aguilar que será jurado de cortometrajes». Este año habrá una sección dedicada al cine generado en Super 8, un formato muy querido por quienes trabajan en cine experimental. También habrá una nueva sección, nos cuenta Wolf, llamada Mujer.
Uno de los logros pero también uno de los inconvenientes del Bafici es la gran cantidad de películas que se dan cada año (más de 400) con lo que para el espectador, tanto cinéfilo como no, es siempre un problema armar su guía de películas. Ante esto Wolf responde que siente una imposición moral ya que no se le escapa la situación generada. «El mayor problema de la películas en la Argentina y en América Latina -explica- ya no es su producción sino su exhibición y distribución. En la Argentina hay este año entre 30 y 40 películas, muchas de las cuales no encontrarán espacio para ser vistas. El festival quiere ser su ventana. Yo siento la obligación de programarlas. Aquí se necesitan más salas y más espacios de exhibición, por eso valoramos mucho el premio ISAT, que permite que la película pueda al menos tener la posibilidad de ser vista en un circuito televisivo internacional. El Bafici, además, es un mercado de hecho, además de la sección concreta Work in progress, vienen muchos programadores. Queremos marcar una diferencia y hacer notar que la exhibición no puede estar dominada por los circuitos «multiplex». Se necesitan más cines que apuesten a la variedad de lo que se produce en el mundo y eso es lo que hace el Bafici, llenar un espacio que no está contemplado en la vida cotidiana de nuestra ciudad».
