Territorio Civale

escritora, periodista, nómade

Claudio Tolcachir, de Barcelona a Boedo

Joven prodigio, tras llenar las salas españolas, vuelve a su mítica sala Timbre 4.

Acaba de regresar de Barcelona, donde fue a llevar la puesta de su ya clásica y exitosa obra La omisión de la familia Coleman. Estas puestas fuera de Buenos Aires constituyen un trabajo que viene haciendo desde 2007. Un gran salto el de este joven talentoso que empezó con una sala en su casa, en un PH de Boedo al 600, instaló una salita donde sólo entraban 50 personas y ahora llega a un teatro catalán con 700 plazas y siempre, pero siempre, a sala llena.
El boca a boca le funciona a uno y otro lado del océano y en Barcelona no se forman ya las inmensas colas que sí había -incluso listas de espera- cuando estrenó los avatares de una familia disfuncional.

¿Acaso hay alguna que no lo sea? Este joven prodigio -tiene 34 años-, que nos da su primera entrevista luego de la temporada española, se inició como actor y trabajó con grandes directores como Norma Aleandro, Alejandro Veronese y Carlos Gandolfo. «Todos maestros. Estudié en el Labardén y luego hice talleres con Alejandra Boero y con Rita Arman, a quien le debo todo lo que soy, y con Juan Carlos Gené», cuenta.

La omisión… ahora comenzará un tour que abarcará Francia y Croacia. ¿Cómo la entienden si es actuada por argentinos? «Como en la ópera -apunta Tolcachir- se pone un display con subtítulos».

͉ste es un año de grandes desafíos para Tolcachir.Tiene en cartel El tercer cuerpo, donde los empleados de una oficina se desviven para tener una vida mejor y no lo logran. A diferencia de los Coleman que dejaban su casa en decadencia y omitían todo tipo de lucha por el bienestar, estos personajes luchan. La antinomia entre una y otra obra en cuanto a la dramaturgia sólo toma parentesco -y la palabra no es inocente- porque de algún modo una oficina es también una familia, un tema sobre el que Tolcachir vuelve una y otra vez. Si a esto sumamos su puesta de 2009 en Barcelona con la obra de Arthur Miller Todos eran mis hijos, no quedan dudas.

Tolcachir explica que «todo el teatro universal está atravesado por el tema de la familia. Desde Edipo a Hamlet. Creo que es una gran oportunidad desde la dramaturgia para contar ese mundo de personas que no se eligen y están necesariamente vinculadas. Un espacio donde se puede ver en pequeño lo que sucede en el mundo».

Este año estrenará en su sala Timbre 4, El viento en un violín, pero el gran desafío consistirá en dirigir una obra de Federico García Lorca, Así pasen cinco años, en un centro cultural gestionado por la familia del español.
El centro de operaciones de Tolcachir es una cooperativa
de seis miembros donde todos deciden todo. «El teatro es siempre un trabajo comunitario, no lo concibo de otra manera. Cada uno de los integrantes de una obra es irreemplazable e igual de importa.»

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