Territorio Civale

escritora, periodista, nómade

Un arrebato para los artistas

Hemingway se compró un papagayo en Alassio, Nietzsche fue un asiduo de Rapallo y lord Byron se sentaba a escribir frente al mar embravecido en el castillo medieval de Lerici.

El paisaje salvaje tallado por un aire que puede ser tibio hasta en invierno, realzado por un mar sereno e inspirador, y abrigado por una vegetación tranquila y seductora, hicieron de la ribera de la Liguria, hermana de la Costa Azul y plantada en la provincia de Génova, una parada lujosa pero discreta para músicos, pintores y escritores. Todos ellos atraídos por el exacto brebaje que combina gotas generosas del encanto francés con la irresistible gourmeterie italiana.

Desde lord Byron hasta Hemingway, desde Marinetti hasta Kandinski, de Virginia Woolf a Nietszche, humedecieron los pies en sus playas, devoraron sin pudor sus exquisiteces gastronómicas y soltaron su imaginación con la mirada hipnotizada por ese espacio cálido y serenamente perturbador que les hizo mover sus pinceles y plumas en direcciones impensadas. De poniente a levante, éstos son los lugares por los que tantos artistas fueron subyugados. Algunas de las razones para seguir sus pasos.

LA BAH͍A DEL TIGULLIO

SESTRI LEVANTE

Su más prominente visitante fue Wagner, que en un intrépido viaje en barco por sus costas se inspiró para escribir La tempestad. También pasó por allí el escritor Hans Christen Andersen, que vivió en el borgho -la parte vieja y fortificada de la ciudad- y en sus cuentos describió el mágico encanto de una de sus más atractivas bahías, llamada hoy bahía de la Fábula en su honor. Sestri abre la primera curva del Tigullio con una vista imponente en la bahía del Silencio, donde el sol parece no ausentarse jamás cuando es de día. Puerto de pescadores románticos, más que de lujosas embarcaciones, Sestri es de una belleza natural fulgurante, apenas salpicada por una humanidad que se abre paso en la vía Nazionale, su calle principal, y que separa al mar de la montaña.

LAVAGNA

A 10 kilómetros de Sestri, inspiró al poeta Paul Valery. Es la ciudad con el puerto más atractivo del Tigullio, y aquella que ofrece todas las comodidades a quienes practican deportes acuáticos. Desde buceo hasta navegación a vela, de surf a esquí acuático. Sin embargo, también es imperdible un recorrido por su zona antigua, donde, como en toda la bahía, exhiben su orgullo las casas con típica fachada al fresco, una marca del lugar.

CHIAVARI

Fue parada de Lamartine, del futurista Marinetti y hasta estuvo refugiado el héroe nacional Garibaldi. Ubicada en el centro del Tigullio, le llaman la joya de la bahía y es, además, su capital. A los prodigios de la naturaleza suma una vida cultural y nocturna muy intensa, poblada por bares y restaurantes cargados de charme y refinamiento, sin duda, la característica absoluta de la ciudad.

SANTA MARGHERITA LIGURE

Ya desde el siglo XIX, la movida se centraba en el Gran Hotel Miramare, por el que pasaron Eleonora Duse y D»Anunzzio. Es la ciudad más grande del Tigullio. Su vida gira en torno a su puerto, más típico que el de Lavagna y caracterizado por su mundanidad, por sus fiestas y por su folclor. Pegada a Portofino, otra joya de la bahía adorada por Guy de Maupassant y Truman Capote, es el perfecto complemento por su amplitud y diversidad.

RAPALLO

Fue el reducto preferido de Nietzsche, que se internó varias temporadas en el camino a Camoglie para escribir fragmentos de sus obras más trascendentes. Kandisnky pintó allí una serie de cuadros figurativos y nostálgicos, los más inquietantes de su carrera como pintor eminentemente abstracto. Lujo, buen gusto, glamour, villas de película, apuntalan los valores naturales de la ciudad, la más excéntrica del Tigullio.

EN EL PONIENTE

ALASSIO

Pequeña ciudad que apenas sobrepasa los 11.000 habitantes, Alassio está construida no sólo de cara al mar, sino sobre él. A lo largo de su ribera se levanta una primera línea sobre la arena donde se mezclan casas, hoteles acogedores y una larga fila de restaurantes y bares que en las épocas más cálidas montan sus mesas sobre la playa. Su calle central cuenta con una numerosa cantidad de negocios, muchos de ellos de las conocidas firmas de diseñadores italianos que presentan aquí también sus diseños exclusivos. La villa se convierte así en el lugar donde comprar para los que buscan lo último en moda italiana. Hemingway, conocedor de todos los placeres, pasó varios veranos aquí y hasta se compró un papagayo, para desarrollar, quizá, algún sentido de pertenencia. No fue tan amable como con el resto de sus animales y cuando dejó de visitar el lugar regaló el animal a un pintor local. Fue el escritor quien inventó en el paseo central una especie de paseo de las estrellas a lo Hollywood. Allí, en vez de manos, los famosos que visitan la ciudad estampan su firma y algunas palabras de recuerdo sobre azulejos típicos. El papagayo murió y está enterrado en una casa de las colinas, en el jardín del generoso pintor que lo acogió.

EN LOS L͍MITES DE LA PROVINCIA

EL GOLFO DEI POETI

Lord Byron y Virginia Woolf fueron sus visitantes más famosos. Puerto Venere y Lerici son el centro de atracción de este golfo de atardeceres deslumbrantes. Puerto Venere constituye una pequeña población caracterizada por la arquitectura genovesa del siglo XII que contrasta con la modernidad de su puerto de embarcaciones lujosas. A pocos kilómetros se encuentra la ciudad de Lerici con su magnífico castillo medieval, como de cuento de hadas, o mejor de brujas, colmado de recovecos secretos y una amplia terraza con mirador donde se cuenta que se sentaba Byron a escribir frente al mar embravecido. Desde el golfo se puede llegar en un viaje de una hora de barco a Cinque Terre, corazón turístico de La Spezia, otra de las joyas que regala la Liguria.

Publicado en El Viajero, de El País

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