Territorio Civale

escritora, periodista, nómade

Multitudes: de la Recoleta a Plaza de Mayo, una parada en Palermo Soho

La gente se reunía en puntos claves de la ciudad y mostraba las caras de la Argentina. Mientras, Buenos Aires Photo se inauguraba en un momento singular de nuestra historia. Una propuesta que reúne a más de 35 galerías de 10 países, abría sus puertas cuando parecía que otras se cerraban.

Por Cristina Civale

Chicle - Gaby Messina

La fiesta que es cada año desde hace ya diez temporadas, la feria BsAs Photo, la más importante feria de fotografía contemporánea de América Latina, arrancó con una celebración multitudinaria y exultante el martes 26 de octubre.

Entre el gentío, luego de la apertura oficial a las 7 de la tarde, pude apreciar la fotografía premiada por Petrobrás, uno de los más poderosos sponsors de la feria, y uno de los premios más esperados. La obra ganadora decepcionó a entendidos y curiosos. La panorámica del peruano Alberto Huarcaya contando con una ingenuidad tanto visual como ideológica una playa ficcionalmente dividida entre los ricos y pobres de Perú, más allá de su excelencia técnica, dejó un sabor a insatisfacción. Quizá sea tiempo que la feria, renueve a sus jurados, que se vienen repitiendo desde tres ediciones para traer un poco de aire fresco y algo más audaz en las propuestas. Excelentes y encomiables todas las finalistas, para mí, cualquiera más interesante que la de Huarcaya. Desde el retrato de la mujer con ojo morado de Eduardo Gil hasta la intervención de la talentosísima y joven Lena Skanzay. Pero todo, finalmente, es una cuestión de gusto y como dice el refrán, sobre el punto «no hay nada escrito».

Me alegró mucho que el programa de adquisiciones de American Express permitiese al MALBA invertir dinero para comprar obras de dos fotógrafas excelentes: Nicola Costantino y Liliana Porter, pero nuevamente la compra de los coleccionistas no mostró una intención «cutting edge», digamos de vanguardia y riesgo, apostaron a lo seguro y rendidor. Una alegría para las artistas y para su galería, Ruth Benzacar, pero un llamado de atención sobre esta feria de punta que corre el riesgo de anquilosarse y marchar con figuras repetidas.

La falta de riesgo en las nuevas producciones exhibidas fue el comentario general entre los visitantes durante los tres días que visité la feria.

En el medio: una noticia inesperada y triste. El miércoles, cuando la pausa del censo pospuso la apertura al público para el jueves 28, ocurre la muerte de Néstor Kirchner. Y el eje de la multitud toma un giro.

Otra multitud, diferente a la que inundó el Palias de Glace, sede de la Feria, el martes empezó a inundar la Plaza de Mayo, nada que a esta altura el lector no sepa. Lo curioso es que en este día de duelo nacional, la feria invitó a una cena en Casa Cruz. Mientras todo el mundo suspendía sus actividades, desde la Fundación YPF hasta el Centro Cultural Haroldo Conti -para mostrar el amplio arco de la repercusión del hecho-, los organizadores de la Feria decidieron, luego de largas consultas e indecisiones, seguir adelante con sus planes. Gastón Delau, director de BsAs Photo, me dijo ,cuando me acerqué a preguntarle si no había considerado suspender la cena, que hasta las cinco de la tarde no sabían qué hacer. Me contó que hicieron diez llamados telefónicos -no me quiso decir a quiénes- y que sus interlocutores, por unanimidad, le sugirieron seguir adelante en tanto se tomase el asunto con respeto, como una cena de negocios. «Finalmente cuando murió mi viejo, no fui al cementerio», concluyó. La cena en Casa Cruz, efectivamente, puso en un aprieto a los galeristas que no podían faltar a la cita ni tampoco salir de su estupor ante su realización. Muy pocos dejaron de ir, y los que fueron, me dijeron, pasaron unos pocos minutos. Nadie habló del tema del día que preocupaba, desde diferentes perspectivas, a todo el país, y la cena sin música ni celebraciones tuvo lugar. Raro, este desprendimiento de un evento urbano de tanto prestigio, cargarse una mancha inútil por no perder unos pesos y la posibilidad de canje con uno de los restaurantes más caros de Buenos Aires. Seguramente habrán dicho que el show debe seguir y no soy quién para juzgarlos. Simplemente me dio un poco de impresión esta desconexión entre las multitudes: Plaza de Mayo-Casa Cruz, Palermo Soho.

El jueves la feria retomó su actividad con un perfil bajo, con fotografías de todos los precios y en algunos pocos stands pudo verse algún destello del nuevo arte, del arte que va a hacer historia, del arte que no está anquilosado ni consagrado, el arte que puja por tener un espacio en el mercado en algunas contadas galerías.

Aunque sí ya consagrado, se agradece la permanente voluntad de renovación de Dino Bruzzone, artista de la Galería DabbahTorrejón, que además exhibe su nueva producción en el Paseo de las Artes de un hotel 5 estrellas de la Recoleta. El cruce de amor romántico con intervenciones casi pornográficas, ubicadas sesgadamente en la obra, son la que le dan su poder y más allá de que Bruzzone no es un chico que recién empieza parece serlo por el espíritu de renovación y de nueva apuesta.

Buenas noticias vienen también de la galería 713 Arte Contemporáneo con las obras de Alejandro Tosso, un aire a Pierre et Gilles, la dupla francesa, se aprecia en sus producciones, sin embargo, sin parecérsele en nada. Un registro de un artista muy joven al que hay que estar atento.

Zavaleta Lab sigue con su tradición infalible de aportar nuevas figuras y nuevas obras de variados registros. Desde Gian Paolo Minelli, hasta el jovencísimo Oks y un renovado Alberto Goldenstein.

Fue muy celebrada la dupla Gachi Prieto-Elsi del Río que en un único stand presentaban obras contundentes de la fotógrafa en alza Gaby Messina y de Juan Erlich.

El espacio Osde de jóvenes talentos también aportó los aires de renovación que la feria se merece y me volvió a decepcionar el espacio dedicado al videoarte, Hope Funds, donde otra vez un curador -en España lo llaman comisario- esta vez más que nunca como de policía de lo que debe verse y lo que no, lo que debe comprarse y lo que no. La carrera intachable de estos «comisarios» debería vivir momentos de intercambio para que fuesen cada vez ojos distintos los que sugieran el camino y el plan de adquisiciones tanto a pequeños coleccionistas como grandes inversores.

Impecables los espacios dedicados a Adriana Lestindo -con obra vieja de hace más de dos años, sus producciones de Villa Gessel- y de Flavio de Rin, siempre pintoresca, siempre igual a sí misma. Es como que esta feria ya la había visto. Los murmullos en los pasillos repetían y una y otra vez: «en esta feria no pasa nada». Una pena.

El viernes, el día del funeral de Kirchner la feria seguía con su perfil tranquilo, bajo la lluvia, las ventas aún no despuntaban. Mientras el cortejo fúnebre del ex presidente empezaba su recorrido, otra multitud se apretujaba en las puertas cerradas del MALBA. Fans del Alejandro Jodo-rovsky empujaban enojados porque nos los dejaban entrar por «localidades agotadas». Otra multitud se plantaba a metros, con paraguas, esperando para dar su último saludo al ex presidente Kirchner, cuya comitiva pasó rauda mientras los presentes, vecinos del barrio, estallaban en aplausos y gritaban «Argentina-Argentina». Para entonces, el MALBA había abierto las puertas por orden de Jodorovsky que se negó a empezar su conferencia hasta que todo el que quisiese entrar no estuviese adentro.

Una feria internacional, una muerte no anunciada y devastadora, una conferencia con un pensador inteligente y humanista dividieron a las multitudes que circularon la semana anterior por Buenos Aires, sin tocarse, como fronterizas, en un mundo líquido que no solidifica en la unión.

Ya sabemos, como alguna vez gritó Luca Prodan: «esto sí que es: Argentinaaaa».

Publicado en Asterisco, de ElArgentino

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