Es una de las grandes obras del siglo XX y preside, en La Boca, una amplia muestra de la escultora Louise Bourgeois.
Desde el sábado 19 de marzo quedó instaÂlada en la explanada de la Fundación Proa en La Boca, la impresionante y emblemática araña «Maman» (1999), una escultura de la arÂtista francesa Louise Bourgeois que prologa la primera exhibiÂción retrospectiva de su obra en la Argentina. El retorno de lo reprimido, tal es el nombre de la muestra, fue curada por Philip Larratt-Smith, el mismo catedráÂtico canadiense que hace poco trajo al Malba la muestra de Andy Warhol. Proa ubicó en el espacio público una obra icónica de la artista, como ya lo hicieron recientemente la Tate Gallery de Londres (2007), el Guggenheim de Nueva York (2008) y de BilÂbao (1999).
Bourgeois sufrió cíclicos moÂmentos depresivos a lo largo de toda su vida y la creación, más concretamente plasmada en esÂculturas, fue de gran alivio para esos momentos de honda tristeÂza. «Maman» (la gran araña) es un curioso homenaje a su madre realizado casi 50 años después de la muerte de su muerte, en los momentos que la propia artista luchó contra todos sus diablos, inÂcluida la aracnofobia.
El encargado de la instalación, Edward Mc. Aveney, pertenecienÂte al Louise Bourgeois Studio de Nueva York, llegó especialmenÂte a la Argentina para el emplaÂzamiento de la pieza que estuvo retenida en la Aduana porteña durante tres días por tonterías buÂrocráticas. Fueron, para él y para todo su equipo, dos jornadas de intenso trabajo ya que el montaje se realizó con retraso.
De este modo, Proa inauguró una muestra de excepción, recoÂrriendo 60 años de producción de una de las artistas más importanÂtes del siglo XX.
Alguna vez, Bourgeois escriÂbió: «La araña es una oda a mi madre. Ella era mi mejor amiga. Como una araña, mi madre era una tejedora. Mi familia tenía un negocio de restauración de tapiÂces y mi madre estaba a cargo del taller. las arañas, mi madre era muy inteligente. Las araÂñas son presencias amistosas que se alimentan de mosquitos. ToÂdos sabemos que los mosquitos propagan enfermedades y, por lo tanto, son indeseables. Así, las arañas son útiles y protectoras, al igual que mi madre».
Hecha en acero inoxidable, bronce y mármol, la artista franÂco norteamericana concibió esta araña como representación del poder y la amenaza de su madre: hilar, tejer, cuidar, dar protección. «Manam» es la mayor de la serie de esculturas de arañas, pesa 22 mil kilos, tiene nueve metros de alto y 10 de ancho y llegó a BueÂnos Aires en barco.
Luego de permanecer en Buenos durante tres meÂses, «Maman» acompañará la itiÂnerancia de la exhibición Louise Bourgeois: El retorno de lo repriÂmido y será presentada en el MuÂseo de Arte Moderno (MAM) de Río de Janeiro.
Fundación Proa concibe su explanada como espacio exÂpositivo y por eso la gran araÂña madre dialoga con el públiÂco, introduciendo con fuerza el universo de la artista e interactuando con los talleres que dicÂta el Centro Cultural Nómade, una serie de containers educaÂtivos diseñados por los arquiÂtectos de A77, que desde eneÂro suman cientos de asistentes cada fin de semana en sus taÂlleres de arte gratuitos.
Una exÂplanada junto al Riachuelo que cobija bajo las largas patas de una araña madre protectora-depredadora, junto a cubículos de madera donde los niños y no tanto pueden dar rienda suelta a su expresión con los crayones de las maestras convocadas por los arquitectos de A77 y de FunÂdación Proa, una institución que tiene como sponsor a la multiÂnacional Technit pero que, paÂradójicamente, se constituye en uno de los espacios más abierÂtos y democratizados del arte contemporáneo. Todo esto sin duda se debe a la emprendeÂdora Adriana Rosenberg, creaÂdora y directora de esta instituÂción insignia porteña, enclavada en uno de los barrios más popuÂlares de la Ciudad.