No es argentina. La vaca viajera nació en Suiza. Pero no es una vaca que muge o pastorea, ni siquiera entra la categoría de las locas envenenadoras o de aquellas que irán al matadero para convertirse en cortes sabrosos -el vade retro de los vegetarianos- como el cuadril o la nalga. Esta vaca es una ficción. Exactamente, se trata de una escultura ideada por el artista suizo Pascal Knapp que, a pedido de su padre -el también artista Walter Knapp- creó tres vacas de tamaño real con acrílico de vidrio y las plantó en el centro comercial de Zurich para activar la circulación de público.
Knapp jr. es famoso en toda Europa por sus obras en granito y acero, pero el mandato paterno lo llevó a trabajar con otros materiales y con otros conceptos que en su estudio de Nueva York, donde reside, jamás había imaginado. ¿Por qué una vaca? Pascal Knapp contesta: «Porque no hay nada más enternecedor que una vaca. Todos les tenemos cariño y además, qué sería de Suiza sin las vacas».
El evento tuvo lugar en 1998 y fue un éxito rotundo y de tal magnitud que trascendió las fronteras. Semejante conquista de territorio hizo que a su alrededor surgiese toda una organización que auspicia la creación de esculturas con forma de vaca por el mundo. Se llama Cow Parade -desfile de vacas-, y es la muestra de arte público más grande del mundo.
El cow parade enarbola tres objetivos: for fun, for art, for charity (por la diversión, por el arte, por la caridad). La cosa funciona así. En base a los prototipos originarios de Knapp, la ciudad donde se monta la performance, primero encuentra a través de sus organizadores a los diferentes sponsors, cada uno de los cuales aportará el dinero para construir una vaca. Luego organizadores y sponsors van por el visto bueno de las autoridades competentes. Con estos elementos, los organizadores convocan a artistas locales para construir las vacas. Siempre siguiendo el modelo original.
Ese proceso dura alrededor de tres meses, y cuando las vacas están listas se instalan en puntos neurálgicos de la ciudad en cuestión y también se dejan vacas sin decorar para promover la participación del público, que así tiene la posibilidad de hacer su propia obra. Las vacas quedan instaladas durante dos meses y luego se subastan. El dinero recaudado va siempre para organizaciones no gubernamentales que, en su gran mayoría, trabajan con niños.
El Cow Parade ya visitó Chicago, Nueva York, Houston, Sydney, Londres, Las Vegas, Dublín, Tokio, Praga, Estocolmo y hoy está haciendo un stop en Barcelona. 150 vacas fueron plantadas en la ciudad condal. Las originales esculturas se pueden ver en el Parque de la Barceloneta, en la Estación Nord, en el Museo Picasso y en el Parque de Diagonal Mar, entre otros espacios.
Al mismo tiempo, el cow parade también transita estos días por Moscúen el marco de la bienal de arte de la ciudad donde los artistas contemporáneos más cotizados como Andrey Bartenev, Alexander Vinogradov, Vladimir Dubossarsky y Elena Elagina, entre otros, confiesan haber disfrutado de lo lindo pintando vacas.
Las esculturas también invaden durante este mes de junio las calles deBucarest y de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica. En tanto, otras vacas se preparan para entrar en Italia, más concretamente en la ciudad deFlorencia.
Desde allí Chiara Gaviata, una de las organizadoras, cuenta a Clarin.com que su cow parade tendrá lugar luego del verano europeo, a comienzos de septiembre. Más de 200 vacas se distribuirán en la Piazza del Duomo, la Piazza de la Signoria, en la Piazza Pitti, en el aeropuerto y en la estación de trenes de Santa María de Novella, uno de los sitios más transitados de la ciudad del arte renacentista, donde miles de turistas provenientes de todas partes del mundo hacen una parada obligada.
A su vez, las estaciones ferroviarias de Milán, Roma y Venecia lucirán sus propias vacas con el objetivo de promocionar el evento de Florencia. Es la misma Chiara la que nos ofrece estadísticas curiosas. La vaca más cara -Waga Moo Moo- se vendió en Dublin en 2003 por 148 mil dólares, la recolección media de fondos es de 900 mil dólares por ciudad, la subasta más exitosa tuvo lugar en Chicago en 1999, allí se recaudaron 3 millones de dólares; en tanto que la subasta más concurrida fue la de Londres en 2002 donde pelearon por las esculturas más de 1500 ingleses.
Para el evento florentino, la Gaviata afirma que además de las vacas similares a las vistas en el resto de las otras ciudades europeas, su organización aportará una novedad. Se trata del Baby Cow Parade, que estará dedicado a los más pequeños. En ese marco se pondrán a disposición 10 corderos -esculturas, claro- para que los niños los pinten y decoren libremente.
En el mismo mes, el cow parade llegará a Sudamérica. Serán las calles de San Pablo las que podrán ver, deslumbradas, las esculturas que no mugen y cotizan. El parade paulista está siendo organizado por la agencia de comunicación Toptrendes. Buenos Aires aún no tiene quien organice su cow parade. Y la pregunta permanece mugiendo en las pampas: ¿Para cuándo?
